La mafia de los pins
OKDIARIO descubre todos los secretos de los Juegos Olímpicos de Tokio
Saitama, capital española del deporte por un día
A falta de vela... helados y templos
En el noveno capítulo de 'Wasabi olímpico' comprobamos si los voluntarios se enteran de algo
En el octavo capítulo de 'Wasabi olímpico' descubrimos el lugar donde Japón es una auténtica potencia: los inodoros
En el séptimo capítulo de 'Wasabi olímpico' nos vamos de peregrinación a un lugar que es historia para el baloncesto español
En el sexto capítulo de 'Wasabi olímpico' vivo una gran aventura para conseguir buena comida en Tokio
En el quinto capítulo de 'Wasabi olímpico' veo la primera medalla in situ... y relatamos la odisea de vivir la mayor parte del día de un autobús
En el cuarto capítulo de 'Wasabi olímpico' hicimos nuestro particular triatlón cubriendo cinco deportes diferentes
En el tercer capítulo de 'Wasabi olímpico' nos tiramos al agua en la final de Mireia Belmonte
En el segundo capítulo de 'Wasabi olímpico' pasamos un día en las carreras y de mercadillo culinario
En el primer capítulo de 'Wasabi olímpico' nos adentramos en el IBC de Tokio
Yo creía que ya habíamos madurado, pero nada más lejos de la realidad. Cuando pensaba que estaba fuera del mundo de los coleccionables, va y me da por empezar a recolectar pins. Paco, que tienes 34 años, madura. Debo reconocer que no ha sido por voluntad propia esta fiebre de los pins, sino que me han empujado a ella y ahora me he vuelto insaciable.
En este wasabi olímpico os quiero presentar los motivos de esta obsesión que me ha envuelto. Empecé el reportaje con dos pins y ahora tengo siete tras conocer cómo funciona un sistema que aúna métodos mafiosos, con sobornos alimenticios y alguna entrada que otra a eventos en juego.
Os voy a presentar a Gabi, una suiza que lleva repartiendo las entradas del CIO desde que hizo el logo olímpico a color y que me confesó que en su casa tiene 3.000 pins. En esta edición de los Juegos de Tokio la suma ya va por el centenar y nos muestra orgullosa sus logros. No hace falta decir que para conseguir una entrada de emergencia o última hora más te vale llevarte bien con ella o tendrás pocas opciones. Siempre que le lleves un pin en plan ofrenda la cosa mejora, compañeros.
¿Y dónde consigo los pins? Habitualmente hay tres métodos esenciales para conseguirlos: en tu propio Comité Olímpico, visitando diversos organismos oficiales que se promocionan allí o acudiendo a la oficina de marketing. Nosotros hemos decidido ponernos en manos de Laura Calvo, una de las responsables de prensa española que nos pone al día de tácticas y métodos y a la que le robamos un par de pins.
Al llegar al estadio olímpico, esos japoneses que son habitualmente tan tímidos y retraídos, se convierten en nuestros mejores amigos en cuanto perciben que llevamos un pin puesto en la acreditación. Se vuelven locos por él y si negocias bien hasta te puede sacar tres por uno que deseen mucho. Como cambiar cromos. Y así es el ciclo de la vida olímpica para estos locos de los pins. Muchos dirán qué afición tan tonta y es cierto. Pero saben qué, un pin original de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 se vende por no menos de 20.000 yenes, al cambio 150 euros. Quizá me dé para mi pensión, ya que Pedro Sánchez me va a dejar con las migajas.
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